Durante una década, Manu Domínguez vivió en un invierno casi perpetuo. Entre Europa, Estados Unidos y su Patagonia natal, siguió a la nieve non-stop y se convirtió en un referente nacional del snowboard. «Al principio era tanta la manija de hacerlo que no me importaba nada. Después te das cuenta de que no es tan sano. Necesitás un poco de verano», dice este barilochense de 27 años que arrancó el año con un accidente en Snowmass, Colorado: «Yo no estaba compitiendo. Mis amigos que sí competían me insistieron para que les haga la segunda y fui. ¡Para qué! Terminé con tibia y peroné rotos». Quebrado y todo, Domínguez es la estrella del team Vans porque es un incansable productor de contenidos. Desde ese lugar quiere ampliar la visión sobre la disciplina: «La competencia no representa ni un cinco por ciento de lo que es el snow para mí: una expresión artística», dice.
Luego de participar en Seasoned del prolífico Aaron Hooper, planea editar Fin del mundo, la road-movie que dirigió el año pasado junto con su amigo Carlos Pascual y su crew, los Rancheros Silvestres (comparten iniciales e isologotipo con Rolling Stone). Fan de Jimi Hendrix, formado en rock clásico desde chico, en el film toca un cover de «Girl from the North Country» de Bob Dylan. «Es un viaje de amigos a Ushuaia. Hay montaña, hay nieve, hay música», dice. «Pero más allá de lo técnico y lo deportivo, con la película buscamos fomentar la expresión del snow callejero.»
Por Gabriel Orqueda
Manu Domínguez afila su tabla
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