Matteo Renzi se juega su futuro en un referendo
Italia
Este domingo se vota por Sí o por No una reforma constitucional promovida por el primer ministro. Si gana el No, podría caer su gobierno.
Campaña. El premier italiano, Matteo Renzi, días atrás, durante un acto a favor del Sí a la reforma Constitucional. /AP
- Julio Algañaraz
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Corresponsal en Roma y Vaticano
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jalganaraz@clarin.com
Estos no son tiempos normales. En Europa reinan la incertidumbre sobre un futuro pantanoso puesto a prueba por una Gran Crisis que lleva casi una década, el Brexit de los británicos para irse de la Unión Europea, los sacudones de la crisis en Ucrania y las sanciones a Rusia. Encima ganó Donald Trump en EEUU. Los 27 países huérfanos de Gran Bretaña que quedan en Bruselas se juegan las últimas chances para hacer sobrevivir a una comunidad y a su moneda única, con el abismo de desconfianza que crece entre la gente. Esto explica la enorme repercusión que ha adquirido el referendo por el “sí” o el “no” a las reformas constitucionales en Italia. Su resultado (el “no” prevalece en las encuestas de hace una semana por 55% a 45%) puede llevar a la caída del gobierno del premier Matteo Renzi, abriendo un período de aguda inestabilidad política y económica de la tercera economía de la Unión, con repercusiones fatales para el euro y los mismos equilibrios políticos europeos.
Italia, país de terremotos, está viviendo sismos en su vida social e institucional que han convertido al referendo del próximo domingo en uno de los momentos con más riesgosos dilemas de su historia repúblicana, nacida de las ruinas del fascismo y la Segunda Guerra Mundial. “Italia es un país sólido”, afirmó Renzi, de 41 años, este jueves, cuando en realidad está empeñado en inocular en los vastos sectores moderados y conservadores la sensación de que un triunfo del “no” llevará al país a un escenario oscuro de inestabilidad política y empeoramiento económico.
El voto, en realidad, está centrado más en un Renzi “sí” o un Renzi “no” que en la aprobación o el rechazo de las reformas constitucionales aprobadas por el Parlamento, que necesitan el consenso de los casi 50 millones de italianos convocados a votar.
Hace dos años que Matteo Renzi inició esta aventura y, cuando obtuvo el “sí” de las Cámaras cometió un error muy grave: convirtió el sufragio popular en un referendo sobre su persona. Amenazó: “Si pierdo no me quedaré a hacer el simple administrador del status quo”.
El joven Renzi, ex alcalde de Florencia, de origen católico, es él mismo una anomalía. Un democristiano que pasó a controlar el partido Democrático, cuya mayoría provenía del Partido Comunista. Nunca fue elegido en un país con régimen parlamentario, donde los miembros del gobierno casi siempre provienen de las cámaras. La semana pasada cumplió mil días de primer ministro sin haber pasado jamás por la prueba del voto popular para llegar al Parlamento.
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“Yo soy mucho menos importante que la reforma constitucional”, dijo para aliviar la sensación de que su figura está hoy más que nunca ligada al voto del domingo.
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A Matteo Renzi se lo ve por todos lados, en vivo o en TV, de la mañana a la noche. Asegura que quiere tranquilizar al italiano medio de las mentiras de la oposición. Pero enseguida asegura, con pronóstico sombrío, que las consecuencias de una victoria de los que rechazan la reforma constitucional, “se verán desde el lunes” y que “afectarán sobre todo a la próxima generación”.
El voto por el “sí” aprobará cambios constitucionales en cuyo centro se encuentra el sistema parlamentario bicameral. El Senado pasará de 315 a 100 miembros, que no serán elegidos por voto directo. A las bancas serán cooptados los dirigentes de las veinte regiones italianas, los alcaldes de las grandes áreas metropolitanas y cinco miembros nombrados por el presidente de la República. El Senado tendrá funciones reducidas.
De hecho será la Cámara de Diputados la asamblea única que aprobará la mayoría de las leyes.
También serán definitivamente abolidas las más de cien provincias italianas.
Los partidarios del “no” sostienen que las reformas han sido aprobadas para dar muchos más poderes al gobierno central.
Renzi logró por fin este jueves que Romano Prodi, el ex primer ministro creador de la coalicion del Olivo, se pronunciara a favor del “sí”, aunque Prodi no ahorró críticas a las debilidades de las reformas.
El premier cree que en los últimos cuatro días de campaña electoral se pueden dar vuelta los pronósticos y que el “sí” termine por ganar ajustadamente. En este caso, su triunfo sería aplastante y se proyectaría más alla de las elecciones generales previstas para 2018.
En el campo del “no” dominan tres fuerzas políticas. La más importante es el Movimiento 5 Estrellas del comediante Beppe Grillo, que cuenta con el 30% del electorado. Los “grillinos” quieren que si triunfa el “no” el presidente de la República convoque de inmediato a elecciones anticipadas. También reclaman un referendo sobre la permanencia de Italia en la “Eurozona” de 18 naciones que tienen la moneda única, el euro.
Lo mismo plantea Matteo Salvini, de la Liga Norte, identicado con la extrema derecha de la francesa Marine Le Pen. A la Liga le asignan un 12% de los votos.
La tercera fuerza (15%) es el centroderecha que lidera Silvio Berlusconi. El tres veces ex primer ministro promueve el “no”, pero reconoce que los dirigentes de su imperio económico están a favor del “si”. A Berlusconi hay que contarlo aparte, porque no quiere elecciones generales inmediatas. Prefiere dar vida nuevamente al acuerdo que lo llevó a cogobernar desde afuera con Matteo Renzi durante un tiempo. Si gana el “no”, la figura de Berlusconi será crucial. Pero esta es otra historia.
Source: Internacionales