Como medida de protección de la salud, la Unión Europea recomienda limitar la jornada laboral a 48 horas semanales. Investigadores finlandeses apoyan esta restricción tras un exhaustivo estudio en el que concluyen que dedicarle al trabajo más tiempo de la cuenta se relaciona con el abuso de alcohol. Controlar el número de horas de trabajo podría ser una eficiente medida de salud pública.
Son las 9 de la noche y la oficina tendría que estar vacía, pero varios compañeros aún mantienen las luces encendidas. Al terminar una jornada de más de 12 horas, lo que les apetece es irse de cañas al bar de enfrente para aliviar el estrés. Esta situación no debería tener consecuencias negativas sobre la salud de los empleados; sin embargo, es nefasta si la escena se repite de manera frecuente.
Trabajar en exceso puede llevar al alcoholismo. Lo confirma una investigación publicada en el British Medical Journal (BMJ), cuya conclusión es que las personas que dedican a su empleo más de 48 horas semanales son más propensas a desarrollar esta adicción.
“Algunos beben alcohol para aliviar el estrés, la depresión o los problemas de sueño”, explica a Sinc Marianna Virtanen, investigadora del Instituto de salud ocupacional de Helsinki (Finlandia) y autora principal del artículo. Y, aunque tomar unas cervezas alivia momentáneamente la tensión, el alcoholismo tiene efectos desastrosos sobre la capacidad de trabajo, que incluyen absentismo laboral e ineficiencia.
La Directiva de Tiempo de Trabajo de la Unión Europea establece un límite para la jornada laboral de 48 horas semanales, incluidas las horas extra, para proteger la salud y la seguridad de los trabajadores. Pero la realidad es que mucha gente dedica demasiadas horas a su actividad profesional por diversas razones: para ascender, en busca de un aumento de sueldo, por exceso de celo sobre el trabajo o porque así lo exige la empresa.
En estudios previos ya se había encontrado una relación entre horas de trabajo y riesgo de alcoholismo, pero eran análisis con muestras reducidas. Virtanen y su equipo de investigación han llevado a cabo la primera revisión sistemática de los estudios que exploran este vínculo.
Los resultados de todos esos trabajos apuntan en la misma dirección. En un análisis del consumo de alcohol sobre 333.693 personas de 14 países, los investigadores encontraron que las largas jornadas aumentaban el riesgo de alcoholismo un 11%.
Un segundo trabajo realizado sobre 100.602 individuos de 9 países se cerró con un incremento del riesgo muy similar, del 12%. Y otros 18 estudios prospectivos mostraron que los individuos que trabajan más de 49 horas a la semana tendían más a abusar de la botella que aquellos que desempeñaban una jornada estándar. Concretamente, tenían un 13% más de riesgo si se ocupaban entre 49 y 55 horas semanales y un 12% si eran más de 55 horas.
Los autores de la revisión no han encontrado diferencias entre hombres y mujeres, distintos grupos de edad o de estatus socioeconómico. Tampoco parece ser importante el lugar de procedencia.
Se considera de riesgo el consumo habitual más de 14 bebidas semanales para las mujeres y 21 para los hombres. Los autores recuerdan que esta ingesta aumenta el riesgo de problemas de salud como enfermedades de hígado, cáncer, derrame cerebral, enfermedad coronaria y trastornos mentales.
Prevenir en el entorno laboral:
Las conclusiones van más allá de la pura investigación médica; los investigadores confían en que trasciendan para crear políticas públicas y, con los datos obtenidos, se preparen intervenciones para prevenir el alcoholismo.
“El entorno de trabajo es importante para poner en marcha estrategias de prevención del abuso de alcohol porque más de la mitad de la población adulta está empleada”, escriben.
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