Han pasado siglos desde que Sting parecía concebirse a sí mismo como un artista de rock, y es por eso que su nuevo disco, salido de la nada, es tan sorprendente: 57th & 9th es una zona libre de laúdes. Hay que remontarse a «Born in the 50’s», del primer disco de The Police, para escucharlo cantar sobre guitarras tan duras como las del himno a un enamorado solitario que es «I Can’t Stop Thinking About You», o la ruidosa «Petrol Head», carente de todo arreglo.
«50,000», uno de los temas más destacados, ofrece una pista para esta nueva urgencia: sobre los acordes oscuros del guitarrista Dominic Miller, Sting homenajea a Prince, recordando shows en estadios extáticos, y después pasa a la visión, en el espejo de un baño, de su propia mortalidad. «Estas líneas de estrés, un ojo rojo/La palidez enfermiza de un fantasma afligido», canta. La desesperación también aparece en «One Fine Day», un ruego delicado por el cambio climático, y en «Inshallah», el rezo de un refugiado en Medio Oriente. Por momentos, Sting ofrece una suerte de diario de viaje a través de su propio pasado musical, de la balada «Heading South on the Great North Road» a «If You Can’t Love Me», un eco kafkiano y mordaz del jazz-rock que hacía Sting en los ochenta. Aunque el disco se pone más pesado cuando profundiza en sus preocupaciones, es agradable ver al rey del dolor demostrar un poco su fuerza.
Jon Dolan
Source: Musica