Los testimonios de ayer coincidieron que Bongiovani buscaba comprar un arma

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Entre los testimonios se conocieron el dos barrabravas de Sportivo Belgrano quienes afirmaron que antes del crimen, Bongiovanni había acudido a ellos para pedirles que le consiguieran un arma.
Como ocurrió el primer día del juicio, ayer se vio colmada la sala  de audiencias en los Tribunales de la Quinta Circunscripción Judicial. En el sector izquierdo, de ubicaron los familiares del imputado: su madre Norma Panero y sus dos hijos, entre otros.
Por su parte, las mujeres integrantes de distintas agrupaciones que trabajan para combatir la violencia de género y estudiantes de la carrera de Abogacía, ocuparon otro sector de la sala.
Uno de los testimonios que se incorporó al expediente de la investigación -que siguió el fiscal Bernardo Alberione-, fue el del hermano de la víctima, que reside en España.
El martes, el abogado defensor Felipe Trucco había manifestado su intención de interrogar a este testigo, pero ayer desistió y fue él quien solicitó agregar su testimonio al expediente.
La declaración de los peritos se extendió hasta alrededor de las 14. El primero en hablar fue Diego Cardo, médico psiquiatra y psicólogo, integrante del cuerpo de medicina forense. Él y el psicólogo Pablo Dujel tuvieron a su cargo la realización de las pericias al imputado. Bongiovanni “fue consciente de sus actos al cometer el homicidio”, aseguró Cardo.
El acusado “estaba muy angustiado, conmovido por la situación, por eso las entrevistas eran lentas. No vimos trastornos psicológicos, tampoco se corroboró algún tipo de alteración” ni un cuadro de depresión mayor. “Presentaba un cuatro depresivo pero era por el momento que estaba atravesando. No obstante, un episodio depresivo mayor es crónico en el tiempo a tal punto de no poder sostener un trabajo, altera su vida social, y no es precisamente este caso”, aclaró.
Cardo agregó que un brote psicótico va acompañado de “un delirio místico, pero en este caso es una alteración psicopatológica”.
Estamos “ante una relación posesiva, un fenómeno de cosificación en donde la otra persona no puede desarrollarse, esto tiene que ver con el carácter narcisista del acusado”.
Por su parte, Dujel señaló que Bongiovanni “tenía plena conciencia de lo que hacía. Las características de su personalidad no corresponden a una persona que no tenga manejos dinámicos y estructurales, él estaba en pleno uso de sus facultades. Sería insólito pensar que hubo emoción y que no comprendía lo que hacía. El brote psicótico es un proceso de descontrol agudo, descartamos totalmente de que hubiese padecido un brote de esa naturaleza, más bien hablaríamos de una carencia de empatía, egocentrismo y narcisismo”.     “La depresión despertó
a una bestia”
Diego Courel, médico cirujano abocado a la psiquiatría, fue el perito de control propuesto por la defensa. El profesional se refirió a trastornos afectivos que habría sufrido el imputado, entre ellos, “un trastorno bipolar, mental y de comportamiento” debido al consumo de alcohol.
También habló de un trastorno de “cosmorbolidad”. Pues “un año antes del crimen, Bongiovanni padecía una enfermedad que desencadenó una depresión mayor la cual despertó a una bestia. Lo sucedido con Bongiovanni debería ser considerada como una enfermedad maligna debido a la situación que generó. Por los antecedentes que vi, él padecía una depresión psicótica mayor”, señaló Courel.
Por su parte, la psicóloga Amalia Scaiola, también perito de la defensa, coincidió con Courel al afirmar que “estamos en presencia de un enfermo. La pericia dice que sufre un deterioro en todos sus niveles los cuales están bajos. A pesar de lo que hizo, es un sujeto muy aplanado”.
Finalizada la declaración de los peritos, se dio lectura a los cuatro testimonios. Primero, el de una amigo de Bongiovanni: Javier Collino, quien viajó a Cancún (México) junto a él el 4 de abril de 2015, es decir, once días antes del femicidio de la maestra jardinera. El testigo expresó que siempre lo vio como ausente, que bebía constantemente, que solía salir a caminar con el celular en la mano, que en una oportunidad le dijo: “Gringo, perdóname. Te cagué las vacaciones”.
Asimismo, Collino mencionó que Bongiovanni le decía que no podía olvidarse de Marita.
Luego, fue el turno de Carlos Alberto Funes, “Malala”, líder de una de las hinchadas de Sportivo Belgrano. El barrabrava dijo conocer a Bongiovanni de la cancha, que en algunas ocasiones los ayudaba con dinero para poder solventar el viaje cuando Sportivo jugaba afuera de la ciudad.
Funes en su testimonio indicó que cada vez que Bongiovanni lo veía, le pedía que le consiguiera un arma (un ‘fierro’), agregando que el día en que ocurrió el crimen había estado en su casa pidiéndole un arma. Y sabía que no solo a él se la pedía sino que había andado por varios lados buscándola.
Hernán Nigra, el tercer testimonio leído, relató que conocía Bongiovanni de la cancha porque a ambos los unía el amor por la camiseta de Sportivo. Dijo que el acusado, cada vez que lo cruzaba, le pedía que le consiguiera un “fierro” y que él le respondía que no le iba a conseguir nada y que no volviera por su casa. Este testigo también dijo que Bongiovanni había recorrido algunos lugares de Frontera y de San Francisco en busca de un arma, sin conseguir su objetivo.
El último de los testimonios fue el de Fernando Vescovi quien dijo que la noche anterior al asesinato había estado con Bongiovanni. “Solía ir a correr a la plaza Vélez Sarsfield, cuando llegó Mauro me llamó la atención verlo cambiado con un equipo de gimnasia ya que por lo general solía venir vestido así nomás. Me dijo que quería cambiar, a lo que le respondí que me parecía muy bien que lo hiciera. Lo invité para el miércoles a la noche y me dijo que si podía iba a venir ya que le interesaba unirse al grupo que habíamos formado”.
Finalizada la lectura de estos testimonios, el presidente del tribunal, el vocal de cámara Mario Comes, decidió cerrar la etapa de recepción de testimonios, pasar a un cuarto intermedio hasta el viernes a las 9, día en que comenzarán a escucharse los alegatos.
El primero en hacerlo será el fiscal de cámara Víctor Pezzano, luego el abogado querellante Ricardo Carioni y por último, el defensor Felipe Trucco. Tras los alegatos, el tribunal le cederá la última palabra al imputado para luego dar por cerrado el debate y abrir la etapa en que el tribunal junto a los jurados populares decidirán sobre la culpabilidad o no de Bongiovanni. La pena en caso de ser hallado culpable, le será aplicada por los jueces.
El empresario está imputado por el delito de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y mediar violencia de género, tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil y desobediencia a una orden judicial en un número de nueve hechos”, que prevé una pena de prisión perpetua si es hallado culpable.
Lanzetti contaba desde septiembre de 2014 con un botón antipánico pero no alcanzó a accionarlo al momento de ser atacada de 14 puñaladas (dos mortales) frente a seis alumnos en la mañana del 15 de abril de 2015, en la salita del jardín de infantes “Estrellitas Traviesas” en la sede del centro vecinal de barrio Jardín.

LAVozDeSanJusto

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