Caso Marita : Lo que declararon ayer los testigos

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Ayer fue  el segundo día del juicio oral y público que se le sigue al empresario Mauro Bongiovanni (45) por el homicidio de su esposa, María Eugenia Lanzetti (44), hoy fue el turno de los testimonios médicos y de dos mujeres.

 

Mañana la audiencia se reanudará a las 9, con el testimonio de seis peritos. En tanto que mañana podrían leerse los alegatos y el viernes, conocerse la sentencia.
Los profesionales citados a declarar dejaron entrever que si bien Bongiovanni pudo haber tenido plena conciencia de los actos que protagonizaba cuando el 15 de abril de 2015 mató de 14 puñaladas a la maestra jardinera, es una persona que padece una patología psiquiátrica.
Tres médicos psiquiatras, un neurólogo, un psicólogo, un médico clínico, un policía de Investigaciones y dos vecinas ocuparon la silla de los testigos ante el tribunal presidido por el vocal de cámara Mario Comes, acompañado por el vocal Claudio Requena y el juez de Control Guillermo Rabino quien subroga al camarista Hugo Ferrero, y los 12 jurados populares.
Bongiovanni es defendido por el penalista Felipe Trucco y la familia de la víctima es representada por el abogado Ricardo Carioni, quien permanece junto al fiscal de cámara Víctor Pezzano.
En el comienzo de la jornada de ayer, Bongiovanni solicitó nuevamente la palabra. Recordemos que el martes declaró y mostrándose arrepentido confesó que había matado a la madre de sus dos hijos.
Ahora, el imputado detalló “los tratamientos que llevé adelante luego de mi separación con Marita. Me atendieron la doctora María Echeverría, en la Clínica Saint Michel de la ciudad de Córdoba; en la Clínica del doctor Alonso; en el Sanatorio Argentino, en donde me internaron por ingesta de pastillas ya que quería suicidarme; en el Sanatorio Adventista de la provincia de Entre Ríos; luego me atendió el doctor Carlos Falconi y por último, nuevamente en la Clínica del doctor Alonso. Esto es todo lo que tengo para decir”, señaló.
Contrariamente al primer día, al imputado se lo vio tranquilo, más calmado, en algunos pasajes de la audiencia dejó caer algunas lágrimas, pero en líneas generales estaba tranquilo.
Luego, Trucco solicitó que se lo citara al médico Falconi y se le pidiera copia de la historia clínica de su defendido al Sanatorio Argentino para corroborar sus dichos.
Tras estos conceptos, el presidente del tribunal ordenó el ingreso de los testigos que habían sido citados a esa hora, dos mujeres y el policía Ricardo Panero ingresaron a la sala. Tras el juramento, comenzaron a escucharse los testimonios.

 

“¡La está matando,
la está matando!”
A medida que avanzaba la mañana, nuevos testigos se sumaban a la sala. La primera fue una joven que había llevado su hijo al dispensario que funciona en la sede del centro vecinal de barrio Jardín, mismo lugar que el jardín de infantes “Estrellitas Traviesas” donde Bongiovanni mató a Marita frente a seis alumnos.  Esta testigo, declaró que había llevado a su hijo para que lo atendiese la doctora Ana María Magnoli (quien el lunes también declaró). Ante el tribunal relató que esa mañana vio salir a Bongiovanni caminando del interior de la sala del jardín luego del asesinato de la maestra. “Ese es el hombre que yo vi salir”, aseguró la testigo Daiana Utrera, señalando al imputado.
“Fui a las 11 a llevar a mi hijo, cuando la doctora comienza a atenderlo escucho gritos, pensé que se había declarado un incendio, salgo y veo a la señorita que venía con los chicos y que gritaba: ‘¡la está matando, la está matando!’. Luego de unos minutos, salgo con mi bebé en brazos para pedirle ayuda a un vecino, buscar alguien que llame a la policía y veo salir al hombre caminando normalmente sin prisa del interior del jardín, vestía una remera celeste la que estaba toda manchada de sangre, subió a un auto y se fue. Yo no entré a ver la víctima, solo atiné a salir a la calle para buscar ayuda. Recuerdo que salí corriendo con mi bebé en brazos”.
Por su parte, los profesionales de la salud que atestiguaron revelaron que durante su detención, a Bongiovanni se le efectuaron distintos estudios, la mayoría de ellos en Córdoba, en el Centro de Asistencia a Judicializados en donde estuvo internado 45 días, como una tomografía axial computada de cerebro, un estudio de alta complejidad realizado en el Instituto Oulton de la capital provincial.
También prestó declaración el neurólogo José Luis González, que atendió al empresario.
También declaró María Concepción Morello, empleada de la familia Bongiovanni. “Trabajo con ellos desde hace 22 años, para mí son excelentes patrones, siempre trabajé en la casa de la mamá de Mauro. Cuando él se casó, también iba a su casa. Eran muy buenos conmigo, siempre que lo necesité me tendieron una mano. No conozco nada de lo ocurrido, yo nunca vi nada raro ni tampoco escuché nada, solo me dedico a trabajar, hacía mis labores y me retiraba. A la casa de Mauro iba dos veces a la semana, estaba unas cuatro horas y la casa solía estar sola. A veces iba Mauro, se cruzaba de la fábrica a la casa buscar algo, tomaba unos mates y se iba”.
“Nunca pregunté nada porque no me quería meter, recuerdo que la mañana del 5 de septiembre de 2014, él entró a la casa preguntando por sus hijos, salió Marita y le dijo que se fuera porque él no podía entrar y que si no lo hacía iba a llamar a la policía porque tenía prohibido el ingreso. Luego de la separación, él se fue a vivir en un departamento arriba de la casa de la madre, también yo tenía la llave porque limpiaba allí”, continuó la mujer.

 
Vignolo: “No es un psicópata,
no actuó como tal”
Por su parte, Ricardo Panero, suboficial mayor División Investigaciones de la policía departamental, atestiguó que el día del crimen “me encontraba de servicio. Tomo conocimiento del homicidio en barrio Jardín pero mi intervención comienza a partir de la detención del presunto autor en la cuadra del 600 de avenida Juan B. Justo. Recuerdo que no se había hallado el arma homicida presumiendo que podía encontrarse en la casa del acusado. Me dirijo hacia allí, al llegar me atiende un hombre el que se identifica como tío de Bongiovanni, me abre la puerta para que ingrese a la casa y allí, de arriba de una repisa procedo al secuestro de un cuchillo el que aún tenía manchas de sangre”.
“Posteriormente, voy hacia donde había quedado el auto, un Peugeot 308 de color gris claro –con el que Bongiovanni abandonó el jardín tras apuñalar a Marita-, hablo con el hermano, le digo que debo revisar el auto a lo que no pone ningún reparo, entonces me alcanza la llave y lo abre. En el interior, veo manchas de sangre en el volante, la palanca de cambios y en la llave. Además había una bolsa de nylon con algunos elementos de pirotecnia. Luego le informo al hermano que debo secuestrar el vehículo a lo cual accede sin inconvenientes. El automóvil fue trasladado ese mismo día a la Departamental San Justo”, agregó el policía.
Mario Vignolo, médico forense y psiquiatra, declaró: “Conozco al imputado por una pericia que le hicimos junto a los doctores Falconi y Degatti, a partir de un hecho de violencia que protagonizó cuando entró a su casa y comenzó a romper los muebles; luego lo vi en otra pericia que le hice junto al doctor Cornaglia. Él estaba obsesionado con su exesposa, se lo veía excitado. Eso sí, siempre colaboró con las pericias, recuerdo que le decía que con el tiempo se le iba a pasar, nosotros lo veíamos más bien peligroso para él que para terceros, no vimos mayores riesgos. Es una persona con trastornos psiquiátricos de base, posee una personalidad obsesiva, eso lo advertí tras dos veces que lo vi”, dijo el director del Hospital “J. B. Itiurraspe”.
“Cuando se está en ese estado, no se tiene una patología psiquiátrica de base, sí una personalidad obsesiva. La pericia de la que hablo data del 14 de diciembre de 2014. Su juicio esta conservado, él sabe lo que está bien y lo que está mal, no es un alcohólico, pero sí un consumidor con tendencia a embriagarse”, añadió y aclaró: “Yo no soy su terapeuta, solo lo vi en esas dos ocasiones. La obsesión en la persona es difícil pero se la puede tratar, la de él era patológica. Recuerdo que me contó que los amigos lo querían hacer salir con mujeres y él les respondía que no le interesaba, solo quería estar con Marita”.
“Desde mi punto de vista, Bongiovanni no es un psicópata, no actuó como tal porque esas personas por lo general buscan no dejar huellas. Esa noche cuando lo vi –tras el crimen-, aún conservaba la ropa llena de sangre y tenía las manos cortadas. Presentaba un cuadro de angustia”, indicó Vignolo.
Asimismo, el psicólogo Víctor Monina, manifestó que vio al empresario “atravesando una situación tormentosa por no poder cumplir con su deseo: estar junto a su esposa. En el informe que presenté, hablo de lo acaecido esa mañana (del 15 de abril de 2015). Le pregunté qué sentía y me respondió que estaba preocupado por lo que se venía legalmente. Sentía culpa por su madre, su hermano y su hijo menor, sobre ellos expresó un profundo sentimiento de culpa. Tuvo algunos pasajes de angustia y repetía que su deseo era el haber formado una familia junto a su esposa y sus hijos”.

 
Trastorno bipolar
Armando Fiore, médico psiquiatra, del servicio de Salud Mental y de la cárcel de San Francisco, narró que “cuando llegó al Servicio Penitenciario, el acusado le pidió a Martín Badula, que era el jefe de seguridad, que lo dejara en la zona de sanidad, se notaba la perplejidad en el rostro. Recuerdo que cuando lo ingresaron a una habitación en donde se revisa a quienes ingresan al penal, nos asomamos con el jefe de seguridad y lo vimos sentado en el piso mirando hacia abajo y comenzó a llorar desconsoladamente. Entonces yo pido que lo lleven a Sanidad, en el lugar hay dos camas; me siento en una y él en la otra. Miraba sin mirar, respondía por acto reflejo, no sabía lo que había pasado, tenía una gran perplejidad. Allí se pone de manifiesto la idea de la muerte, entonces pido que se lo deje en Sanidad y esa noche le puse unas fajas en las manos y los pies para su seguridad. Al día siguiente, elaboré un informe en el que aconsejaba su traslado a Salud Mental. Entre el cuarto y quinto día, se lo veía raro. Andaba sin rumbo. Lo vi mirando hacia una pared, le pregunté qué le pasaba y me respondió que esperaba que le bajaran el bolso para subir al avión e irse de  viaje. Esto demostró que padecía de lirismo e imaginería. Aquí se ve que hay un límite muy fino entre lo sano y lo enfermo. Luego se lo derivó al Centro de Asistencia para Judicializados, se puso de manifiesto su apatía y falta de afecto. Algo se ha ido cambiando con la medicación. Bongiovanni actualmente continúa medicado, llegó a estar diez días sin dormir. Es muy difícil efectuar un diagnóstico, ya que por momentos da la impresión de estar frente a una cosa, es como que está detenido en el tiempo. El no habla del futuro, vive en el pasado eso no lo he visto en ningún otro interno”, afirmó Fiore.
Por su parte, Carlos Falconi, médico psiquiatra, expresó que el imputado “presenta un trastorno de movimiento afectivo, un trastorno bipolar. La aparición de violencia es una consecuencia posible, no hubo continuidad en el tratamiento. Al momento de irse de viaje (días antes del asesinato), él estaba medicado, yo lo atendí desde diciembre de 2014 a febrero de 2015, he participado en pericias junto a los doctores Vignolo y Degatti”.
A su turno, José Luis González, neurólogo, expuso que “en el electroencefalograma, no se ve nada anormal, lo cual no significa descartar un problema psiquiátrico. En la tomografía axial computada se aprecia una atrofia frontal que en una persona de 45 años tiene su importancia porque tiene que ver con lo conductual, es lo que pone  frenos emocionales y límites en los frenos inhibitorios. Y el otro estudio de imagen, denominado espes cerebral, marca hipoperfusión también en las zonas frontales lo que llama la atención porque es poco frecuente, esa zona del cerebro tiene que ver con la forma de proceder, los límites y los cambios conductuales”.
El médico policial Aníbal Pizarro contó que minutos después de ser detenido examinó a Bongiovanni “y vi que no presentaba ningún corte, pero por sus antecedentes ameritaba tenerlo en observación en Salud Mental, por prevención. El estaba ubicado en tiempo y espacio”.
Pizarro además realizó la autopsia del cuerpo de Marita. “Las lesiones que presentaba, eran para causarle la muerte; heridas defensivas en las manos las que demostraban que intentó evitar ser apuñalada”.
Bongiovanni está imputado como supuesto autor de “homicidio doblemente calificado por el vínculo y mediar violencia de género, tenencia ilegal de arma de fuego de uso civil y desobediencia a una orden judicial en un número de nueve hechos”.
La maestra jardinera contaba desde septiembre de 2014 con un botón antipánico pero al momento de ser atacada no alcanzó a accionarlo.

LaVozDeSanJusto

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