El marginal: Juan Minujín no grita “¡guardias!”

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La primera escena de El marginal, la nueva producción televisiva de Sebastián Ortega luego de Historia de un clan (donde examinó la vida de la familia Puccio en los 70 y 80), invita al recuerdo de decenas de persecuciones en el cine de acción reciente. Aunque es bien cierto que las locaciones, las callejuelas y los techos de la Villa 31 de Retiro nunca habían sido utilizadas de la misma manera. Los cortes rápidos de montaje y la vertiginosa velocidad de perseguidores y perseguido culminan en un hecho de sangre y en un par de datos esenciales para el espectador. Y, por cierto, en el inicio de la pesadilla para el protagonista, Miguel Palacios, un ex policía interpretado por Juan Minujín que debe infiltrarse en una peligrosa cárcel para descubrir el paradero de la hija de un juez, secuestrada por una banda de criminales. desde el corazón mismo de la cárcel. Tanto el primero como el segundo capítulo de la serie fueron dirigidos por Luis Ortega, basada en una idea original de su hermano Sebastián y el realizador Adrián Caetano.

Y no parece casual, porque aquí hay varios puntos de contacto entre Tumberos (dirigida por Caetano hace ya casi quince años) y este nuevo relato carcelario, aunque en El marginal -al menos durante los primeros episodios- reina un aire hiperrealista que aquel programa abandonaba rápidamente para sumirse en territorios casi fantásticos.

La saga, que tendrá una estructura total de 30 episodios, no les hace asco a sus aspectos más explícitos: abundan el lenguaje salvaje y las situaciones de violencia. Incluso el sexo tiene un lugar destacado: el segundo capítulo incluyó un par de travellings cenitales jugados a una descripción ligeramente humorística de los «privados» de las cárceles.

Gerardo Romano encarna al responsable máximo del penal, muy corrupto, y Claudio Rissi interpreta al capomafia del lugar, que parece repetir la estructura de una pirámide social tradicional, con sus barrios bajos (el patio, apodado «Sub 21»), sus pabellones de clase media y sus zonas VIP. Carlos Portaluppi y Martina Gusmán (en el papel de una asistente social algo ingenua) completan el elenco de una serie que intenta cruzar la descripción político-social, el drama de presos y la pulsión por el suspenso y la acción, al tiempo que el héroe comienza a ascender en la estructura de poder de la prisión.

Con El marginal, que ya ganó un premio en el festival francés Séries Mania, vuelve a subirse la vara local en la producción de series: ya está confirmada su compra por la plataforma Netflix y una segunda temporada está en tratativas.

Por Diego Brodersen


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