Perdón Martina, jamás debimos decirle “papá”

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Erróneamente insistimos más de una vez en decir que Gonzalo Lizarralde era el padre de Martina: un ADN confirmando el lazo sanguíneo pareció habernos autorizado a semejante atrevimiento.

Perdón Martina, una y mil veces perdón. Jamás debimos habernos permitido llamar papá a la persona que más daño te produjo en este mundo. Te arrebató la garantía de amor más inmensa, te arrebató el entorno familiar tal como lo entendías hasta tus casi dos años, te arrebató los sueños de caramelo. A la suavidad de tu piel le imprimió cicatrices, ese oscuro día en el que pretendió, también, arrebatarte la vida.

Pero no pudo Marti, no pudo con vos ni con la gente que te ama, esa gente que daría la vida por dibujar sonrisas en tu rostro cada día, cada hora, cada minuto. Como tu mamá lo hacía.

Sólo nos queda rezarle al Dios en el que cada uno crea para que borre de tus recuerdos las 80 peores horas de tu vida, y para que llene de luz a quienes hoy cuidan de vos. Perdón Martina, una y mil veces perdón. Tu historia nos ratifica que entre “progenitor” y “papá” hay una vida de distancia.

Por Laura Giubergia para Dia a Dia

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