Comenzaron los primeros tratamientos de fertilización asistida

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El Instituto Universitario de Medicina Reproductiva (IUMER), inaugurado dentro del Hospital Universitario de Maternidad y Neonatología, comenzó los primeros tratamientos de fertilización asistida para lograr el embarazo de aproximadamente diez parejas.

Otras 180 se encuentran en lista de espera, aguardando recibir el tratamiento que se prevee a través de la Ley de Reproducción Médicamente Asistida, sancionada en 2013.

«El hecho de tener listas de espera ha implicado que quizás las pacientes que se han incluido en la primera serie y son las que hace más tiempo estaban esperando, quizás no sean las de mejor pronóstico desde el punto de vista reproductivo, por distintos factores», dijo Ana Babini, jefa de Laboratorio Médico, y explicó que a fines de octubre se conocerán los primeros resultados.

La ley nacional aborda el conjunto de tratamientos o procedimientos necesarios para efectuar el embarazo, y aborda técnicas de baja y alta complejidad. Por reglamento las obras sociales y entidades de medicina prepaga cubren los tratamientos, al formar parte del Plan Médico Obligatorio. En el caso de las parejas que no tienen obra social, el procedimiento es cubierto por el sistema de salud pública.

Según las estimaciones, los problemas a la hora de concebir un embarazo radican un 40 por ciento por cuestiones relacionadas al organismo de la mujer, 40 por ciento por cuestiones relacionadas al organismo del hombre, y 20 por ciento por problemas combinados.

La ley permite cubrir hasta tres y cuatro tratamientos anuales, con intervalos de tiempo para el cuerpo de la mujer.

«En este momento tenemos incluídas en el IUMER 180 parejas. No todas van a tratamiento de alta complejidad, según el factor de infertilidad será el tratamiento que se proponga. Pero aproximadamente tenemos de unas 85 a 90 pacientes esperando para tratamientos de alta complejidad, con diagnóstico y tratamientos ya definidos pero en lista de espera», señaló Babini.

«La ley viene a subsanar una gran discriminación que sufrían las parejas que no podían acceder a la reproducción asistida nada más que por problemas económicos», destacó.

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