Lady Gaga – ‘Joanne’

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Guitarras acústicas, música country y soft-rock definen el regreso despojado de la cantante pop.

Joanne es el mejor álbum de Lady Gaga en cinco años, desde el manifiesto de disco-metal que fue Born This Way. Acá, Gaga empieza con una música que parece despojada, restringida, modesta, y otros adjetivos que en general no asociarías a ella. Es un viejo disco de soft-rock de los noventa, plagado de guitarras acústicas, que busca tanto la onda de pachuli de Sarah McLachlan como el brillo de rodeo de Shania Twain.

Gaga silencia cualquier rasgo de disco o glam: no hay nada para la pista de baile. La recompensa son sus dedos sobre las cuerdas de guitarra en «Joanne», una balada en la que lamenta el fallecimiento de su tía. El disco funciona mejor cuando Gaga les pone algo de suciedad a las canciones, especialmente en «Sinner’s Prayer», un melodrama familiar en clave country en el que se queja: «No le quiero romper el corazón a ningún otro hombre excepto a vos».

Gaga cuenta con una producción discreta de Mark Ronson, con invitados como Kevin Parker de Tame Impala y Josh Homme de Queens of the Stone Age, que les agrega unas guitarras a «John Wayne» y «Diamond Heart». La cantante evita hacer cualquier tipo de chiste, lo cual es una pena, porque Joanne suena achatado cuando ella se pone solemne. Aun así, el disco es un feliz recordatorio de por qué necesitamos a Gaga.

Rob Sheffield


Source: Musica

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