Estuvo preso y ahora es la gran figura de un club de la Primera C
El fútbol le dio una oportunidad
Adrián Martínez (24) arrancó hace poco más de un año en Defensores Unidos de Zárate. Recién salía de la cárcel libre de culpa y cargo, luego de seis meses. Pronto se convirtió en el goleador del equipo.
Con la número 9, Adrián Martínez se convirtió en una pieza clave de Defensores Unidos de Zárate.
- Martin Vassena
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zonalesoeste@clarin.com
Después de pasar por las inferiores de Villa Dálmine entre los 17 y 18 años, Adrián Martínez (24) sabía (o suponía) que el fútbol no era el camino que iba a seguir en su vida. Oriundo del barrio Las Acacias de Campana, consiguió trabajo de recolector de basura y su rumbo tomó otra dirección. Una en la que su pasión por la redonda sólo tenía lugar los fines de semana, en los difíciles y sacrificados partidos de la Liga de Campana, con la camiseta del equipo de su barrio.
Todo cambió por completo cuando un accidente automovilístico le dejó muy comprometida la mano: se le cortaron varios vasos sanguíneos. A partir de allí perdió su trabajo y le costó mucho volver a conseguir empleo. Y tenía una familia que mantener. Para colmo, en un confuso episodio, cayó preso en la Unidad Penitenciaria N°21 de Campana. “A mi hermano le pegaron cuatro tiros y la gente del barrio le prendió fuego la casa a los agresores. Por ese hecho, a mí y otros familiares nos metieron presos. Estuvimos seis meses encerrados, hasta que resolvieron dejarme libre de culpa y cargo”, recuerda el delantero.
Semanas después de quedar en libertad, un amigo le sugirió que se presentara a una prueba en Defensores Unidos de Zárate. Fue a comienzos del año pasado. “Hice goles en un par de amistosos ante equipos de la Primera B Metropolitana y de la C y quedé. Como el club no me iba a pagar un sueldo, sólo viáticos, mi amigo me daba una mano en lo económico”, cuenta. Valió la pena tanto para él como para el club, porque durante 2015 Martínez metió seis goles y despertó el interés de la dirigencia en retenerlo.
Para comienzos de este año, firmó su primer contrato con la institución y siguió cumpliendo en el campo de juego. El semestre pasado macó 9 tantos y en el actual, ya igualó esa marca. “El primer año fue para entrenarme y adaptarme. Yo no sabía agarrar una pesa pero terminé mejorando mucho en lo físico porque ya te entrenás en un gimnasio, tomás vitaminas. Antes chocaba con otro rival y sentía el golpe, ahora no. Estoy más rápido y con más confianza. En lo demás, yo tengo mucho potrero y me las arreglé”, afirma.
“Concentrar es muy lindo, se disfruta. Mucho más, cuando yo sé lo que es estar en una cárcel donde te dan un pan al día y no podés dormir tranquilo”
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“Yo nunca me vine a probar a ver qué pasaba, siempre supe que podía jugar. En CADU estoy cómodo, pagan los sueldos al día, siempre están pendientes de vos. Estoy agradecido porque me dio la oportunidad de empezar en esto. Tuve compañeros que me aconsejaron mucho desde lo futbolístico como (Martín) Gianfelice y desde lo personal como (Santiago) Sandoval”, comenta.
Nunca deja de valorar su presente en relación con su pasado: “Concentrar es algo muy lindo, se disfruta. Mucho más, cuando yo sé lo que es estar en una cárcel donde te dan un pan al día y no podés dormir tranquilo”, asegura Martínez, que el año pasado no era nadie para el mundo del fútbol y hoy es la máxima carta de gol de CADU. “Pienso en crecer, en tener la oportunidad de jugar en categorías superiores y otros clubes. Pero lo que más me importa ahora es ascender con CADU”, concluye ilusionado quien atravesó un mar de dificultades, llegó a buen puerto, y no tiene miedo de seguir navegando.
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Source: Deportes