Con una ofensiva relámpago el ISIS volvió a capturar Palmira
Guerra en Siria
Aprovechó que gran parte de las fuerzas sirias estaban en Aleppo. Ocupó pozos petroleros y silos. Cuando tuvo el control de la ciudad en 2015 destruyó invaluables joyas arqueológicas.
Destrucción. La milenaria ciudad siria de Palmira, en una imagen de abril. El ISIS la tomó en 2015 y destruyó tesoros arqueológicos. /AFP
Los fundamentalistas del ISIS atacaron y tomaron ayer nuevamente gran parte de la histórica ciudad de Palmira, aprovechando que la mayoría de las tropas del Ejército sirio están concentradas en Aleppo. La ofensiva tuvo también como objetivo buscar recursos esenciales para su subsistencia, ya que están siendo acorralados por varios frentes.
Los extremistas ya tuvieron durante casi un año el control de esta ciudad siria, lapso en el cual se dedicaron a saquearla y destrozar su rico patrimonio arqueológico, entre ellos numerosas construcciones grecorromanas. Capturaron Palmira en mayo de 2015, y recién en marzo de este año el Ejército pudo expulsarlos tras duras batallas.
Los yihadistas destrozaron varios de los famosos monumentos antiguos. Los primeros fueron los Templos de Baalshamin y de Bel, del 32 d.C., a los que hicieron volar con explosivos. Luego destrozaron de la misma manera importantes tumbas-torre, entre ellas la de Elahbel, una joya arqueológica irreemplazable construida en el año 103 a. C. Tenía cuatro plantas y un piso subterráneo. Finalmente le tocó el turno al Arco de Triunfo de Palmira. La Unesco calificó el episodio como un “crimen de guerra”.
Pero la barbarie no concluyó ahí. El anfiteatro grecorromano de la ciudad se convirtió en un macabro escenario donde realizaban ejecuciones, que eran filmadas. Una de las víctimas de este horrendo espectáculo fue el director del yacimiento de Palmira, Khaled Asaad, quien fue decapitado porque se negó a revelar dónde habían ocultado valiosas piezas antiguas.
Hasta ahora los yihadistas se venían replegando ante el ataque por varios frentes: en el norte sufrían el acoso de milicias kurdas por un lado y de rebeldes apoyados por tropas turcas por otro; en el este los bombardeos de la coalición internacional liderada por Estados Unidos, y en el oeste por fuerzas sirias y aviones rusas.
Ante este escenario, el ISIS recurrió a tácticas militares elementales. Aprovechó la debilidad del Ejército sirio en Palmira, que había enviado la mayor parte de sus tropas a Aleppo para combatir a los rebeldes, y atacó la ciudad matando a decenas de soldados. La primera ofensiva fue el jueves, pero ayer lanzó un ataque relámpago que le permitió tomar las colinas cercanas y parte del centro.
“El ISIS entró el sábado en Palmira y ocupa el noroeste de la ciudad. Hay combates con el ejército en el centro”, contó el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.
Un comandante rebelde del grupo Jaish al-Mujahideen explicó que el ataque del ISIS en Palmira obligó al gobierno sirio a desviar tropas que tenía en Aleppo hacia esa ciudad del desierto sirio.
Los extremistas volvieron a ocupar pozos de petróleo y gas en la región desértica que hay alrededor de Palmira, con el objetivo de obtener nuevos ingresos de capital para restaurar su alicaídas finanzas. También capturaron los grandes silos que contienen la recolección de granos.
Los yihadistas están armados con artillería pesada y defensas antiaéreas. Esto quedó comprobado ayer mismo cuando derribaron un avión MIG-23. Ahora tenían como blanco el aeropuerto de Palmira, en la periferia de la ciudad, que es utilizado por la aviación rusa para lanzar los bombardeos contra los extremistas.
Source: Internacionales