All Access: los shows de Andrés Calamaro desde adentro

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Espejito, Espejito. Antes de salir a escena, Andrés Calamaro se prepara un té de jengibre con miel en los camarines del Teatro Broadway de Rosario, una de las escalas de la gira Licencia para Cantar.  Foto:  Carlos Giustino/AspixToro y Pampa. Calamaro rasguea su Telecaster decorada con motivos taurinos. "La compré en Matt Umanov, en Manhattan", dice. "La usé para las grabaciones de Alta suciedad y en todas las giras desde entonces. Se fabricaron sólo cien y están numeradas: Loquillo tiene otra de esas cien.".  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixLetra y música. Una copia del último libro de Fabián Casas descansa sobre un Matchless. "Fabián escuchó a Led Zeppelin, practica karate y es un erudito en cuestiones literarias y balompédicas", dice el Salmón.  Foto:  Carlos Giustino/AspixEscudado por Baltasar Comotto y Julián Kanevsky, representantes del costado más rockero de su banda actual, Andrés dirige los ensayos previos al Personal Fest en GEBA. "Me gusta ensayar, porque aprendo posiciones para los acordes", dice.  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixViejos amigos. Cachorro López, Baltasar Comotto y Daniel Melingo en un alto de los ensayos para GEBA. "Hubo buen ambiente y buen humor que ni siquiera la ventolina respetable que nos acompañó durante todo el concierto en el Personal pudo enfriar", dice Andrés.  Foto:  Carlos Giustino/AspixPulgares en alto. Tras acomodar su chalina, Calamaro da el visto bueno para comentar: "Habíamos experimentado temperaturas insolentes en la prueba de sonido. No entrar en calor es un incidente sin importancia, pero estas épocas del año suelen deparar este tipo de sorpresas climáticas".  Foto:  Carlos Giustino/AspixLa luz del ritmo. Junto al baterista Sergio Verdinelli, a quien el Salmón define como "un gran compañero, un gran cebador de mates y un elemento extraordinario, músico creativo y persona culta atenta a la música y al arte".  Foto:  Carlos Giustino/AspixCon gamulán. Cachorro, Melingo y Gustavo Bazterrica, los miembros sobrevivientes de Los Abuelos de la Nada, acompañaron en versiones de "Costumbres argentinas" y "No te enamores nunca de aquel marinero bengalí". Andrés confiesa: "Nos quedamos con ganas de una más".  Foto:  Carlos Giustino/AspixEn los estudios Romaphonic, ajustando la lista de temas de los shows de la gira Licencia Para Cantar. "Recordamos aquello que presentamos en España y agregamos otras canciones para este nuevo tramo del trío", explica Andrés.  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixEl pianista Germán Wiedemer, director musical de la banda y pieza clave de los shows de esta gira. "Es importante tener a alguien en quien todos confían, que respetamos como músico y nos agrada como persona, con una personalidad amable para interrumpir una canción y proponer ajustes necesarios.".  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixEn sintonía con el registro intimista de Romaphonic Sessions, la gira por teatros repasa la carrera de Calamaro, intercaladas con versiones de tangos y clásicos regionales.  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixYerba Buena. En el escenario del Orfeo cordobés, antes del primer show del tramo local de la gira. "La propuesta de un concierto de estas características es tan sencilla como sentarse y escuchar, pero ocurre que nuestros públicos están acostumbrados a otra participación más encendida", dice Andrés.  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixPara ahuyentar la mala fortuna, una estampita de Pugliese se cuela entre las credenciales de backstage de Calamaro y su banda. "Todos obedecemos a la fe en la solución Pugliese ante los posibles problemas que nos esperan en los escenarios", dice Andrés.  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixUn rápido repaso al setlist de su show cordobés. "Lo normal es que Germán prepare una lista, yo la estudie y opine. En la prueba hacemos unas pocas canciones, lo justo y necesario. Encuentro siempre todo sonando muy bien y hay que guardar balas en la cartuchera.".  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixLa previa del concierto de Rosario, el segundo show de la gira. "Aunque no soy de quedarme encerrado en mi camarín", dice el Salmón, "es ahí donde me esperan mis auriculares, mi té de jengibre. Un té, un traje planchado y un repertorio expuesto y comprometido parecen ser las consignas de esta gira".  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixAutografiando un ejemplar de Paracaídas y vueltas, su libro de relatos publicado el año pasado. "Tengo bastante tolerancia en el contacto con el público, aunque no soy proclive a atender la desesperación por rescatar una fotografía para compartir en el dudoso mundo virtual.".  Foto:  LA NACION  / Carlos Giustino/AspixCampana de largada. A punto de salir a escena en Córdoba, con Wiedemer y el percusionista Martín Bruhn. "Atrás quedaron los ensayos, las tardes de mate y música y las pruebas de sonido. Es el momento de estrenar en Argentina esta declaración de intenciones musicales.".  Foto:  Carlos Giustino/AspixManda marinero. "Llegamos a Rosario el día antes del show y nos deleitamos con las delicias que ofrece un menú en base a copiosas porciones de pescado de río", dice Andrés sobre la segunda escala de la gira.  Foto:  Carlos Giustino/AspixPor la carretera. A lo largo del año, Calamaro llevó Licencia Para Cantar por España, Argentina, Colombia y México, un plan que probablemente tenga su correlato en algún momento de 2017.  Foto:  Carlos Giustino/AspixBlack Mirror. Andrés saluda a su público y baja línea sobre los vínculos. "Cada concierto es una apuesta por mirar a los ojos y no encontrarse con el teléfono presente en hombres, mujeres y niños.".  Foto:  Carlos Giustino/Aspix


Source: Musica

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