El romance de Wall Street con Trump

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El romance de Wall Street con Trump

El nuevo gobierno de EE.UU.

Pese a su discurso anti establishment, los principales índices bursátiles están en máximos. Además de los sectores de construcción y defensa, avanzan las acciones de las empresas de poca capitalización

Donald Trump. Una luna de  miel con los mercados. AP

Donald Trump. Una luna de miel con los mercados. AP


Wall Street vive un romance con Donald Trump. Desde que ganó, y tras las dudas iniciales, los mercados financieros estadounidenses no han dejado de subir. A principios de esta semana, los índices Standard & Poor’s 500, Dow Jones de industriales y Russell 2000 tocaron, los tres a la vez, un máximo histórico. La última vez que ocurría algo así fue en 1999.

El caso Trump está demostrando que el discurso anti establishment no implica necesariamente el repudio de Wall Street. Al menos por ahora, los inversores apuestan a los beneficios que en algunos sectores traerán las políticas prometidas por el magnate durante su campaña: recortar impuestos y aumentar el gasto en infraestructura y defensa.

Con subas de entre 10% y 30% en sus acciones, las empresas ligadas a la construcción y al armamento figuran entre las más claramente favorecidas. No son las únicas. La rebaja en el impuesto a los beneficios corporativos (Trump quiere llevarlo de 35% a 15%) está mejorando especialmente las perspectivas de las compañías de menor capitalización bursátil (small caps), agrupadas en el índice Russell 2000.

En las últimas dos semanas, este índice ha aumentado más que los demás por un motivo sencillo: una rebaja de impuestos beneficiaría a las empresas chicas más que a las grandes, que ya usaban sus filiales en otros países para evitar los impuestos.

Las empresas de menor capitalización, por otro lado, necesitan más del mercado doméstico que de las exportaciones y eso las inmuniza parcialmente contra la guerra proteccionista que podría desatarse en el mundo si Trump cumple con su amenaza de subir los aranceles para las importaciones de México y China.

Con esa amenaza en el horizonte, la pregunta es por qué también están subiendo de precio las acciones de las grandes empresas que forman el Dow Jones y el S&P.

La respuesta tiene dos partes. Por un lado, los inversores no han terminado de creer que sea posible subir los aranceles (piensan que es un órdago de Trump para reforzar su posición negociadora en las relaciones comerciales). Por otro, están apostando a una revalorización del dólar que multiplique el rendimiento de sus acciones estadounidenses.

Tradicionalmente, el dólar se encarece cuando la Reserva Federal (FED) sube las tasas de referencia para contener la inflación. Aunque ese no sea el objetivo de la FED, las tasas más altas atraen capitales de fuera y presionan al dólar hacia arriba. Antes de la llegada de Trump, la FED ya estaba pensando en subir las tasas, y las promesas del republicano lo han hecho aún más probable: cuando no hay capacidad ociosa en la economía, ampliar el gasto público (y los aranceles) hace que suban los precios.

La expectativa de mayores tasas en el horizonte cercano también explica parte de la mejora de las acciones bancarias: según el sitio de noticias Quartz, sólo en las dos semanas que siguieron al 8 de noviembre, el valor bursátil de JPMorgan y Bank of America aumentó en US$ 30.000 millones. Para los bancos, es mucho más fácil cobrar márgenes jugosos cuando las tasas son altas que cuando se acercan a cero. Además de eso, tendrán motivos para agradecer a Trump si se mantiene firme en su propósito de quitar regulaciones, música para los oídos del establishment financiero, y sigue nombrando a gerentes de Wall Street en los puestos clave de Economía.

Sólo las grandes tecnológicas no se alegraron con la victoria de Trump. Durante su campaña acusó a Google de manipular las elecciones (cuando creía que perdía); contra Amazon dijo que iniciaría una investigación por monopolio; y a los clientes de Apple les pidió un boicot porque la empresa no había accedido al pedido del FBI de desbloquear el celular de un sospechoso. Las acciones de Google, Amazon y Apple valían más el 8 de noviembre que esta semana. Aunque tal vez el motivo no sean las bravuconadas de Trump sino los miles de millones de dólares que las tres tienen en otros países. Hacer que esos dólares paguen impuestos en EE.UU. es una de las pocas promesas de Trump con amplio apoyo popular, no solo entre sus votantes.

El romance de Wall Street con Trump no tiene por qué durar para siempre. No sólo por el retroceso que sufrirá la economía estadounidense si cumple con su amenaza de subir aranceles, sino por el pobre alcance de sus medidas de estímulo. Su recorte a los impuestos, por ejemplo, parece diseñado para agradar a los millonarios pero no para impulsar la demanda. Como escribió Martin Wolf en The Financial Times, el 0,1% de los más ricos del país tendrá una rebaja promedio de 14% en sus impuestos. Para el 20% más pobre, los que de verdad traducen esos ahorros impositivos en mayor consumo, la rebaja es de 0,8%.


Source: Internacionales

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