Sin precedentes en las ocho anteriores elecciones presidenciales de los últimos 32 años de democracia, la expectativa que suscita la del próximo domingo está sustentada fundamentalmente en el pronóstico de las encuestas según las cuales el sucesor de Cristina Fernández de Kirchner puede llegar a salir de un balotaje previsto para el 22 de noviembre.
De todos modos, los resultados del escrutinio provisorio que confirmarán a nivel nacional quién fue el ganador estarán disponibles entre las 23.30 y la medianoche del domingo, siempre que las autoridades de las mesas de votación (presidente y fiscales) usen lo que se implementará por primera vez, precisamente para agilizar el recuento y aventar así eventuales denuncia de fraude: los certificados por separado.
Así lo evaluó ante una consulta de este diario el apoderado del Frente para la Victoria (FPV) e histórico (desde 1988) del Partido Justicialista, el diputado Jorge Landau, en referencia a que el domingo próximo habrá certificados de escrutinio por separado para dos categorías que fueron así determinadas: presidente y vice más legisladores al Parlamento del Mercosur, por un lado, y por otro, los restantes cargos en disputa (desde gobernadores y diputados y senadores nacionales y legisladores provinciales, hasta intendente y concejales, según los casos).
Pero la eficacia de ese mecanismo de agilización del recuento dependerá en definitiva del imponderable “factor humano”: la voluntad de utilizarlo por parte de las autoridades de mesa, que, en caso contrario, bien podrían realizar el envío de esos certificados al Correo de manera conjunta, en vez de hacerlo con prioridad para la primera de aquellas categorías
Landau hizo esta consideración a partir de la experiencia en la mayoría de las elecciones. Es que los fiscales, no así los presidentes de mesa, anteponen el conteo de los cargos municipales por una cuestión elemental de cercanía y a veces de dependencia política de los candidatos. “No les importa el apuro de la televisión sino cómo anduvo su jefe político”, graficó.
De ese modo, en muchas ocasiones, observó el apoderado peronista, las actas de escrutinio (uno de los dos certificados de la elección; la otra es la de apertura y cierre de los comicios, a cargo del presidente), que tienen que estar firmadas por todos los fiscales para su validez, quedan incompletas: “A veces porque el fiscal del ganador se fue enseguida a festejar; otras porque el del perdedor se enojó y se fue”.
Landau también relativizó en parte la urgencia por conocer el escrutinio provisorio que definirá al ganador del domingo.
Eso es así, dijo, porque el resultado generalmente se conoce a partir de las “boca de urna” que por lo general los partidos mandan a hacer a las 12, a las 15 y, a veces, hasta a las 18. “Los resultados provisorios finales generalmente coinciden con los de las boca de urna. Del mismo modo que los del recuento definitivo con los provisorios; en el peor de los casos ha habido mínimas diferencias porcentuales”, aseguró Landau.