En la película era un martes, pero en realidad, el día al que viajaba Marty McFly en la segunda parte de la trilogía «Volver al Futuro» es el próximo miércoles: el 21 de octubre de 2015 es el futuro que parecía tan lejano cuando se estrenó la cinta, allá en 1989.
Ahora se pueden dar algunas respuestas. El aeropatín, ese aparato volador sin ruedas en el que se subía McFly -interpretado por Michael J. Fox- sigue siendo una pieza museo, como puede verse en Seattle. Y
Aunque en la web circulan un par de videos con esas tablas sin ruedas, se trata de falsificaciones o modelos que sólo funcionan en suelos muy especiales, como un prototipo de suspensión magnética de la firma automotriz Lexus. En base a eso, este año no sería un futuro tan rompedor como se imaginaban en aquel entonces.
Y lo mismo rige para los robots que sacaban a pasear al perro, o las chaquetas inteligentes que se adaptaban solas al tamaño de quien las llevaba y se secaban en un instante.
Ya hay lectores de huellas dactilares en lugar de picaportes, pero se utilizan casi más como un juguete. El «hidratador» que convertía en unos segundos una pequeña pieza en una pizza caliente también se está por inventar y lo mismo cabe decir para los automóviles voladores.
Entonces, ¿erraron todos los pronósticos? De ninguna manera, en muchos aspectos la película fue increíblemente visionaria: en aquel futuro ficticio por todas partes colgaban pantallas planas, algo que no podía preverse a finales de los años 80. Y las personas se comunicaban por videollamada, algo totalmente posible en la actualidad.
Pero en «Volver al Futuro II» se buscan en vano teléfonos móviles, no hay ni rastro de Internet y un mensaje llega a 2015 por fax.
Además, en la película se ve también un PC de Apple en una tienda de antigüedades. Algo que también podría encontrase hoy en día.
En tanto, los controles de voz para muchos aparatos y la tecnología multimedia ya se veían en la película, como unas gafas de video al estilo de las Google Glass. Y cuando aparecían los datos personales de quien llamaba en la pantalla del teléfono, era casi como si fuera Facebook, solo que 15 años antes de que se inventara la red social.
En lo que respecta a la energía, aún no se ha alcanzado el futuro. Cuando el profesor Doc Brown, interpretado por Christopher Lloyd, necesitaba energía, tiraba simplemente un par de desperdicios de cocina en el reactor blanco «Mr. Fusion».
Curiosamente, ese suministrador de combustible para la máquina del tiempo, el «condensador de fluzo (o flujo)», se inspiró en un molino de café de la marca alemana Krups.