Dos merenderos ya producen sus propios alimentos

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Red Solidaria y Pablo Curró ayudarán a estos espacios que alimentan a familias vulnerables a cultivar vegetales para autoabastecerse. Buscan que en un futuro esto se convierta en un emprendimiento que además genere trabajo y un ingreso económico.

Dos merenderos, Sonrisas Gigantes (barrio Acapulco, Josefina) y Las Amistad (San Javier, Frontera) son los primeros espacios en sumarse a la iniciativa y ya trabajan en su huerta.

Red Solidaria y Pablo Curró, un vecino de San Francisco que cosecha calabazas y zapallos de una huerta propia para repartirlos en merenderos y comedores comunitarios de nuestra ciudad, Frontera y barrio Acapulco (Josefina), unieron esfuerzos y capacitan a estas instituciones para que realicen huertas orgánicas para producir alimentos y autoabastecerse.

En un futuro no muy lejano, la idea es que además de cultivar verduras y hortalizas frescas para alimentar a los chicos, la iniciativa se convierta en un ingreso económico para los comedores.

Mientras tanto, les brindan las herramientas básicas para facilitar el trabajo y para ello recurren al programa Pro-Huerta, del Inta, que les provee las semillas.

«Pablo hace bastante tiempo que trabaja ayudando a los merenderos y comedores, pero decidimos ir más allá y además de brindarles ayuda, queremos capacitarlos para avanzar en esta alternativa de consumo y autoabastecimiento, en el mantenimiento de huertas y que en un futuro, eso también sea un recurso para generar trabajo», explicó Marcelo Valverde, de Red Solidaria.

«Le busqué la vuelta para ayudar a la gente», señalaba Curró en la entrevista que hace algunos días publicó este diario para da a conocer su iniciativa solidaria, que en las últimas semanas cosechó más de 500 zapallos rayados, redondos y coreanitos, los que decidió repartir entre los espacios que alimentan a familias vulnerables.

Pablo, de 38 años y licenciado en Administración Rural, egresado de la Facultad Regional San Francisco, será quien capacite a los voluntarios de los comedores para elaborar huertas que les permitan abaratar el gasto diario y poder alimentar a más chicos en tiempos de crisis, proporcionándoles herramientas para la producción de vegetales.

Para ello, los comedores y merenderos deberán contar con un terreno apto para el cultivo.

«No se necesita mucho espacio sino ganas y voluntad», asegura Curró, que tiene su propia huerta en un lote contiguo a su casa, donde produce las verduras que no solo lleva a su mesa, sino también a quienes más necesitan de una mano en estos momentos difíciles.

FUENTE: La Voz de San Justo

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