Comedor comunitario necesita más lugar y piden ayuda para terminar una galería

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Todos los días María Benavídez se levanta temprano pensando en cómo hará para asistir a los 42 chicos comprendidos entre los 2 y los 15 años que asisten al merendero y comedor «Rinconcito de Luz» que desde hace dos años funciona en su domicilio de Enriqueta Amalvi 1806, de barrio San Cayetano.

Actualmente, «Mary», como la conoce la mayoría, necesita recibir una pequeña muestra de la solidaridad que ella brinda cada día. En este caso, requiere que le donen tres chapas de zinc de 1 metros de ancho por 3,60 de largo, y una chapa de 1 metro de ancho por 12 de largo para terminar de techar una galería utilizada para albergar a los 42 niños que recibe a diario en el lugar para almorzar y merendar y algunas veces hasta cenar.

«No es fácil poner en marcha algo así. Cuesta mucho conseguir los alimentos, sobre todo carne, aceite y verduras porque es lo más caro pero también es lo que más se necesita», afirmó.

Benavídez lleva adelante el comedor con la ayuda invalorable de dos mujeres, madres de niños que asisten al sitio: «Estas mujeres me están ayudando a cambio de un plato de comida. La situación es muy delicada y tenemos que ayudarnos entre todos», explicó.

El deseo de terminar la galería

Por los espacios reducidos con que cuenta la vivienda que ocupa, en cuyo interior funciona el merendero, a Mary se le hace imprescindible contar con mayor lugar para atender a los niños.

Por todo ello, en el último tiempo se colocaron chapas y tirantes en un sector del patio conformando una especie de galería con la cual intentan ganar espacio. Pero faltan materiales.

«Las chapas y los perfiles son donación de una persona que vino y me dijo que quería ayudarme. De todas maneras me están faltando chapas», explicó.

Además, Benavídez espera que aquellas personas que deseen colaborar «se tomen un tiempo y nos visiten para que puedan ver lo que hacemos aquí porque para nosotros sería muy bueno poder terminar con este techo», agregó.

El origen del merendero

En una ocasión, Mary se encontraba en la plaza del barrio donde había un festival para homenajear a los niños en su día. En ese momento se le acercó una mujer quien le ofreció integrar un grupo de mujeres que ayudaba a los que más necesitaban.

«Yo no lo dudé un segundo, siempre me gustó hacer algo así y le dije que quería ayudar yendo a la cocina», recordó.

No obstante, esa alegría por la nueva tarea no le duraría demasiado puesto que su esposo le advirtió que ese emprendimiento tenía fines políticos. «Yo no quería creer hasta que llegó el momento de la inauguración y allí estaban todas las banderas y la identificación política. Eso no me gustó y me abrí», narró.

De todas maneras, la entrevistada señaló que «vine de allí con mucha bronca, yo no sé nada de política, me enojé mucho porque usaban la política para dar un plato de comida a los chicos. Recuerdo que le pedí a mi hijo que me haga un Facebook en el celular para empezar con el merendero y mi hija me dijo que como nombre le pongamos ‘Rinconcito de Luz’, porque era fanática del programa Chiquititas».

Con la colaboración del centro vecinal comenzó a atender en un salón de la entidad los días martes y jueves mientras que en el resto de la semana atendía frente a su domicilio.

Con el paso del tiempo, la necesidad hizo que más chicos se reunieran a solicitar comida: «En ese momento me visitó una mujer que era amiga de una señora que vive en Uruguay y me vino a preguntar qué necesitaba. En un principio me ofreció muebles y le dije que no los quería, que mejor me ayude a arreglar este lugar para atender aquí a los chicos. Ella se fue aunque no me dejó esperanzas de que su amiga me pueda ayudar en lo que yo necesitaba».

Meses más tarde, una llamada desde el vecino país la sorprendió: «Fue muy lindo todo, allí esta mujer me dijo que me quería ayudar y se iba a hacer cargo de las refacciones necesarias en la casa y de inmediato envió a una arquitecta y al día siguiente empezaron a reformar todo».

Esa ayuda sin dudas fue vital para Mary y su proyecto de seguir brindando atención a quienes necesitan un plato de comida.

Hoy, Benavídez vuelve a confiar para poder ampliar su lugar y también sus sueños.

Cómo colaborar

Aquellas personas que puedan colaborar para la galería de «Rinconcito de Luz» pueden comunicarse al (03564) 15367886 o bien dirigirse personalmente a este espacio.

FUENTE: La Voz de San Justo

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