En la mañana de ayer se llevó a cabo la segunda jornada del juicio oral y público por la muerte del cachorro Chocolate, que fue despellejado vivo en enero de 2017 falleciendo días después a causa de las graves heridas sufridas. Como autor del maltrato está acusado Germán Gómez (37).
Al iniciar la audiencia, la querella encabezada por la presidenta de la Fundación Bio Animalis y letrada, Gretel Monserrat, solicitó que se notifique a María Rosa Elena para que concurra a Tribunales a declarar, quien lo hará este miércoles.
Elena es quien recibió al cachorro el día 2 de enero de parte de los hermanos Verónica y Gonzalo Notta, y lo llevó a la veterinaria de Roberto Ferrero. La notificación que debe realizarse y la insistencia de la defensa en que concurra Cecilia Toledo -en aquel entonces vecina de Gómez en el complejo de departamentos de barrio La Milka- hicieron que el tribunal aplace la etapa de alegatos para hoy miércoles, por ello es probable además que se conozca la sentencia.
De ser condenado, Gómez deberá responder por infracción a la Ley Nacional 14.346, sobre «malos tratos y actos de crueldad a los animales» que estipula prisión de 15 días a un año. Cabe recordar, que en 2017 el acusado pasó 22 días detenido.
Testimonios
En la nómina de testigos citados ayer estaban algunos vecinos del complejo de departamentos donde sucedió el hecho, sobre calle Antártida Argentina al 600. El tribunal escuchó a Carlos Pelazini Fernández, Carlos Mendoza y Hugo Funes.
Pelazini declaró que tiene animales en su casa, pero que «nunca torearon ese día», ni tampoco se escuchó ruido alguno. Sobre este punto se explayó: «Mis perros, un bóxer y otro caniche, van y vienen, si hubiese habido alguien ellos habrían ladrado y no se escuchó absolutamente nada». Éste vecino, al igual que Mendoza, conocieron el caso por las fotos que circulaban en las redes sociales y luego supieron que el hecho tuvo lugar en uno de los departamentos.
A su turno, Mendoza explicó que luego de las 21 de aquel 2 de enero llegó a su domicilio y mientras bajaba cosas de su camioneta vio a «dos hombres en un auto oscuro» que entraban a la vivienda donde ocurrió el ataque a Chocolate. Para el hombre, esto era habitual a esa hora y adujo que podía reconocer a uno de ellos como Gonzalo Notta.
Funes, por su parte, recordó que en aquel momento escuchaba a diario llantos de un animal que estaba en alguno de los patios que colindan con su vivienda, pero que luego de que se descubrió el caso del cachorro Chocolate «nunca más se escuchó nada».
Asimismo, afirmó que jamás oyó -desde que llegó a las 19.30 de su trabajo- el 2 de enero, una bordeadora, ladridos o llantos».
Careo con el policía
Por otra parte, prestó testimonio el oficial principal Pablo Lencina, actual jefe de la División de Investigaciones de la Policía departamental. El hombre, que reside en Villa Concepción del Tío, estuvo a cargo de la investigación del caso Chocolate.
Lencina es el policía sindicado por Gómez por discriminación sexual cuando ocurrió la primera entrevista luego del hallazgo del cachorro.
Para subsanar este entredicho, el fiscal Oscar Gieco pidió que se realice un careo entre los dos hombres y cotejar los dichos de cada uno. En ese momento con acuerdo de las partes, Gómez y Lencina enfrentaron su percepción de lo ocurrido, aunque los dos se mantuvieron en sus dichos.
El imputado recordó lo que le dijo Lencina: «Me preguntaste de qué era esa bosta (sic), y yo te dije que era de un gato -de Cecilia Toledo- y me dijiste, ‘¿qué, el gato también tiene el orto roto que caga tan grande?’ Esas fueron tus palabras».
Lencina desmintió los dichos de Gómez y dijo que su compañera de brigada expresó que esa «bosta era de gato», la levantaron y la llevaron del veterinario Ferrero, que confirmó lo que decía Gómez.
Además, el policía explicó que «ni él ni sus compañeros de brigada se preocuparon por la condición de Gómez» a pesar de que «se dieron cuenta de su inclinación contraria a su sexo desde el principio».
La desmentida provocó la reacción del imputado, que consideró que el oficial «siempre le habló irónicamente» y se mantuvo en su percepción de que existía un prejuzgamiento debido a que es homosexual.
Luego del careo, Lencina prosiguió contando cómo fue su proceder en la investigación. Resaltó la guía que le dio el veterinario Ferrero, quien describió al autor del hecho como «una persona neurótica y psicótica», lo cual -dice el policía- le sirvió «para saber cómo era la persona que buscaban».
Por otro lado, sostuvo que Gómez llamó su atención dado que teniendo una peluquería en el primer allanamiento «no encontraron ni una navaja», algo que -según Lencina- sí afirmó su madre Delia, en una declaración.
Otro de los hechos que lo orientaron en la inclinación de seguir el rastro del acusado fue que su dormitorio daba al sector donde del otro lado encontraron al perro.
No fue un ataque animal
María Laura Garetto y Melisa Barovero, colaboradoras y veterinarias en la clínica de Roberto Ferrero cuando sucedió el ataque a Chocolate, también testimoniaron ayer.
Ambas coincidieron en que las heridas que vieron en el cachorro -al que además identificaron en las fotografías del expediente- fueron producto del accionar de una persona que «no necesariamente tenía conocimientos médicos».
Las profesionales descartaron que haya sido un «ataque animal» dado que, en ese caso, habrían encontrado huellas de los dientes, otros restos de piel y no se trataría de un «corte neto» como se vio en el cuerpo de Chocolate.
Al igual que Ferrero, desde sus conocimientos ambas entendieron que el cachorro murió por una «descompensación hidroelectrolítica», ya que a la edad que tenía Chocolate los perros no regulan por sí mismos los líquidos ante la exposición prolongada luego de una herida grande como en este caso.
«Él no pudo mirarme a los ojos»
En el transcurso de la mañana, Gómez se vio cara a cara con Mabel Casarello, la madre de su expareja, Leonardo Salvitti, que fue asesinado en Frontera de una puñalada en el corazón en 2005. La mujer actualmente trabaja como empleada administrativa en la Policía de la Provincia en Villa Concepción del Tío, donde también reside Lencina, a quien el imputado Gómez acusa de haberle «armado» la causa.
La mujer reconoció al acusado cuando se difundió su foto en enero de 2017, como presunto autor de la agresión al perro, considerando además que fue partícipe en el crimen de su hijo. Aunque en el caso sólo Alberto Saavedra fue condenado como autor del hecho. No obstante ella sostiene que actuaron en complicidad.
Para Casarello, si Gómez no tuvo piedad para matar a quien supuestamente era su pareja en aquel entonces, era capaz de hacerle eso también a un perro.
La mujer había comentado esto en diversos medios de prensa a la cual acudió en forma espontánea cuando la contactaron y ayer ratificó sus dichos.
Sobre su relación con el policía que investigó la causa de Chocolate, la mujer expresó: «Con Lencina tengo una relación meramente laboral, no tenemos amistad, ni nos juntamos. Yo le comenté lo que pasó con mi hijo y Gómez a unos diez días que me enteré del hecho, algo que yo ya lo repudiaba de por sí porque es maltrato animal y yo tengo mascotas en mi familia», narró Casarello.
Para ella «fue un choque muy grande» ver el rostro de Gómez; su otra hija y la nieta no logran superar este hecho: «Cuando se dio a conocer el rostro de Gómez lo reconocí porque iba a Villa Concepción del Tío, él tiene amigos y una vez hasta bailó en una comparsa».
Cabe destacar que el crimen de Leonardo Salvitti fue perpetrado el 21 de octubre de 2005 en Frontera. Por el hecho, Alberto Saavedra fue condenado en Rafaela a ocho años de prisión, de los cuales cumplió cuatro, según rememoró su madre.
«Para mí él (por Gómez) fue partícipe necesario e hizo abandono de persona, estuvo en el lugar del hecho junto al asesino que le asestó la puñalada a mi hijo. Tengo entendido que entre mi hijo y Gómez había una situación sentimental, por eso me dio impotencia que si tenía un vínculo no haya hecho nada por él. Nunca pude saber tampoco cuál fue el móvil del crimen», concluyó.
Posible sentencia hoy
El tribunal daría a conocer hoy la sentencia contra el imputado Germán Gómez en el delito que se le atribuye por infracción a la Ley Nacional 14.346 sobre «malos tratos y actos de crueldad a los animales», que estipula prisión de 15 días a un año.
De ser hallado culpable, el peluquero se presume que podría ser penado con una condena en suspenso.
Por esta causa, en 2017 Gómez pasó 22 días detenido ya que en un allanamiento se le secuestraron elementos -entre ellos, una navaja- que habrían sido utilizados para despellejar a Chocolate.