Luego de un escándalo, que incluyó incidentes en las afueras del Congreso y gritos adentro, se levantó la sesión para tratar la reforma jubilatoria.
La sesión estaba prevista para las 14, pero arrancó finalmente a las 14.35, en medio de las quejas de diputados opositores por el accionar de las fuerzas de seguridad.
“Tratémoslo en la sesión, hay cuórum”, dijo el presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó ante el aluvión de opositores que se aproximaron a reclamar que se suspenda la jornada.
“¡Dejen entrar, somos diputados!”. A los gritos y empujando. Así pudo pasar el jefe de bloque del Frente para la Victoria, Agustín Rossi al Salón de los Pasos Perdidos.
Rossi, con una planilla, preguntaba nombre y apellido de quién quisiese entrar.
Detrás de Rossi, también empujando cual scrum de rugby, estaban Daniel Filmus, Fernando Espinoza y otros, quienes no entendían por qué se les complicaba el ingreso.
Ya en el recinto, Rossi pidió que se levante la sesión por haber dos integrantes de su bloque en la enfermería del Congreso.
A las 14.35, Monzó dijo que se abría la sesión con 130 diputados. Pero duró poco.
De inmediato, los diputados del Frente Para la Victoria se acercaron al escritorio del presidente de la Cámara para exigir que se suspenda la sesión, todo esto en medio de gritos contra la máxima autoridad de Diputados.
Siguieron las discusiones y fue Elisa Carrió, del interbloque Cambiemos, quien finalmente le pidió al presidente de la Cámara que levantara la sesión.
«Lo peor que puede hacer una Cámara de Diputados es sesionar en este ambiente de violencia que no ha sido generado por el interbloque de Cambiemos», dijo Carrió.
Pasadas las 13, se produjo un forcejeo entre diputados y Gendarmería Nacional luego de que los legisladores reclaman a los efectivos que retrocedan a la zona perimetral del Palacio Legislativo.
En tanto, detrás del vallado perimetral, efectivos de la Policía Federal Argentina efectuaron disparos de balas de goma y lanzaron gases lacrimógenos a los manifestantes que se acercaron al Congreso para expresar el rechazo a la reforma previsional y lanzaron piedras.
Escándalo
“Le pido señor presidente que levante esta sesión escandalosa, no se puede sesionar con esta violencia”, solicitó Carrió. Hubo aplausos y festejos de parte de los diputados opositores que empezaron a corear “¡jubilados, jubilados!”.
Así terminó, con final trunco, el tratamiento del proyecto de Reforma Previsional que impulsa Cambiemos. El pedido de Carrió ya había estado en boca de la diputada Camaño, del Frente Renovador y de los representantes del kirchnerismo.
Para los opositores, la convocatoria a la sesión ya había cumplido el tiempo reglamentario cuando Monzó dijo que se había llegado al quorum con 130 diputados presentes.
Momentos antes, Monzó había sido increpado duramente por distintos diputados kirchneristas y de la izquierda.
Mientras Carrió se refería a “la violencia” contra Monzó, los diputados opositores aludían, en cambio, a la represión de Gendarmería ocurrida fuera del Congreso.
