La Cuba post-Fidel entra en una etapa de interrogantes

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La Cuba post-Fidel entra en una etapa de interrogantes

ANÁLISIS

La Habana, 3 dic (dpa) – En el instante en que las cenizas de Fidel Castro se depositen mañana en el cementerio de Santa Ifigenia, Cuba pondrá fin a una era y empezará a recorrer un nuevo camino bajo la conducción de Raúl Castro, por primera vez sin la tutela del creador del socialismo cubano.

Aunque desde 2006 Fidel Castro se había alejado del poder, siguió siendo una figura de referencia fundamental. Durante 60 años, Cuba, de hecho, fue Fidel Castro.

En los últimos días los cubanos fueron invitados a firmar, en todos los barrios, un documento de adhesión al «Concepto de Revolución» expresado en 2000 por Castro. Los principios guía, en el nuevo contexto, pueden tener más de una lectura.

«Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos; es emanciparnos por nosotros mismos y con nuestros propios esfuerzos; es desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional», empieza el texto.

El presidente Raúl Castro, que lleva las riendas del país desde hace una década y que piensa dejar el poder en 2018, introdujo en los últimos años reformas sobre todo económicas y propició el deshielo que llevó a restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos.

«Es posible que la muerte de Fidel Castro, que estaba un poco incómodo con la apertura y el acercamiento a Estados Unidos, pueda acelerar el cambio y abrir un espacio para los moderados, pues él fue un freno a los cambios», afirmó Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento Diálogo Interamericano.

«También habrá resistencia de los reacios al cambio para mostrar fuerza», agregó en un texto publicado en el portal del «think-tank», «aunque con el tiempo ganarán fuerza e influencia dentro del Gobierno».

El nuevo escenario político en Estados Unidos también puede cambiar el curso de la flamante relación con Cuba ya que el presidente electo, el republicano Donald Trump, ha dicho que pondrá fin a los acuerdos si el Gobierno de la isla no muestra disposición a un «mejor acuerdo para el pueblo de Cuba, el pueblo cubano-americano y Estados Unidos en su conjunto».

En las calles de La Habana las opiniones de los cubanos varían, pero casi nadie, ni simpatizantes ni opositores, esperan un cambio radical.

«Fidel estaba ahí presente y los americanos lo sabían», dijo a dpa Joan Manuel Bejerano Ameijeiras, de 32 años, un defensor del sistema emanado de la Revolución cubana, al apuntar la importancia que tenía la presencia del líder histórico de la Revolución.

Bejerano vaticina para la isla en la próxima década que «políticamente no va a haber cambios y económicamente va a estar mejor» y desconfía del círculo de poder que está por debajo de la primera línea de revolucionarios históricos. «No tienen el mismo ideal».

Félix, un estudiante de 16 años que estuvo el martes en la ceremonia de homenaje a Fidel Castro en la Plaza de la Revolución, dice que «el cambio tiene que ser que el pueblo sea realmente el que decida». Y apunta, con un poco de ironía: «Que se ponga en práctica el concepto de Revolución».

Sentado en un parque del barrio del Vedado, un joven de 31 años que prefirió omitir su nombre se muestra escéptico. «Yo estoy esperando cambios desde que tengo 11 años. Sigo esperando y me desespero, desgraciadamente. Mucha gente está esperando que desaparezca la generación de los ‘barbudos'», señaló.

Los que ponen el acento en los logros de la Revolución cubana, como salud y educación, dicen que les gustaría que los principios fundamentales se mantuvieran intactos. «Justicia social, solidaridad, todos los sentimientos humanitarios», afirmó Marylin Tapia, de 62 años.

Cuba busca la fórmula para tener un modelo económico propio exitoso que le permita vivir sin depender de otros países. En el pasado se apoyó en la Unión Soviética y más recientemente en Venezuela.

Para el analista Jerry Haar, del Wilson Center con sede en Washington, «con todas las incógnitas unas pocas cosas sobre el futuro de Cuba parecen claras». Entre ellas, sostiene, que «es improbable que la liberalización económica traiga cambios políticos a Cuba».

Fuente: DPA


Source: Internacionales

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