Trimarchi 16: el triunfo de los outsiders

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Hace 16 años, Sebastián «Acampante» Valdivia y Pablo «Pachecho» González cursaban la carrera de Diseño Gráfico en Mar Del Plata y sentían que el programa no cubría todo lo que ellos querían aprender. Así nació el Trimarchi, un encuentro internacional de diseño en el que los dos amigos se dieron el gusto de invitar a los conferencistas que tenían ganas de ver: David Carson, el peruano Elliot Tupac, Rocambole, el director de fotografía de Wes Anderson, Liniers y Martha Cooper son solo algunos de los que pasaron en las quince ediciones anteriores de este festival, que con los años se convirtió en el evento de diseño más convocante del mundo. El fin de semana pasado, en su decimosexta edición, el Trimarchi pareció honrar ese espíritu aventurero y outsider que permitió su génesis, con una serie de charlas a cargo de artistas, profesionales y activistas que surgieron en los márgenes y hoy se paran en el centro de sus campos de acción. A continuación, los cinco momentos más emblemáticos del encuentro.

Neil Harbisson & Moon Ribas


Neil Harbisson, el primer cyborg. La antena que tiene sobre la cabeza le permite al británico atenuar los efectos de arcomatopsia, la enfermedad que le impide percibir más que la escala de grises.
Foto: RollingStone/ Santiago Vellini

Según Neil Harbisson, cuando la gente ve la antena que le sale de la cabeza piensa que se trata de una linterna, una cámara GoPro o un disfraz de Pokémon. Pero no: es literalmente una antena, que le permite traducir los colores a sonidos y de esta manera atenuar los efectos de su acromatopsia, una enfermedad que le impide percibir más que la escala de grises. Por eso, Harbisson es la primera persona en el mundo reconocida como cyborg por un gobierno. Con su amiga Moon Ribas –que es capaz de sentir un terremoto de cualquier parte del mundo en tiempo real gracias a un implante sísmico en su brazo derecho– crearon la Cyborg Foundation, con el fin de promover el uso de la cibernética en el cuerpo humano. ¿No sería más útil tener un ojo en la nunca que usar espejitos retrovisores? Ese es el tipo de pregunta que este par de androides dejó flotando el primer día de festival.

Adrián Dárgelos


Adrián Dárgelos contó todo sobre su alter ego, Benito Scorza, con el que dirigió los primeros videos de Babasónicos.
Foto: RollingStone/ Santiago Vellini

El cantante de Babasónicos llegó a Trimarchi para revelar mitos y verdades de Benito Scorza, su alter ego, encargado de dirigir los videoclips de la banda en la época pre-Jessico. Decidido a filmar siempre en cine, Dárgelos reveló su método para conseguir los insumos y el equipo necesarios (unas 35 personas) en una época de cero presupuesto: amigos de la noche, estudiantes en busca de un poco de práctica y los propios músicos del grupo se repartían las tareas. Pero en el medio apareció MTV, y como Babasónicos era una de las pocas bandas de la región con una estética ya definida, empezaron a rotar en todo el continente. «En las radios no nos pasaban, pero en la tele estábamos catorce veces al día», contó Dárgelos. «De repente en el sello me decían: ‘Te vamos a dar presupuesto para que hagas más videos’.» Antes de explotar con Jessico, la banda encontró la manera de vivir de la música gracias a la visión de Dárgelos como director: con el presupuesto de cinco videos hacían dos, vivían, y el resto los resolvían con un sistema de producción «de guerrilla». «Metía a un par de personas en una van, íbamos a filmar a lugares sin permiso, y cuando nos venían a correr, nos escapábamos», contó el cantante. «Esa siempre fue la dinámica de Babasónicos: una versión bandida de la música.»

Daze


Daze, el graffitero que inspiró la serie »The Get Down».
Foto: RollingStone/ Santiago Vellini

«Acá estoy yo con un amiga de aquella época», dice Chris «Daze» Ellis –un pionero del grafiti que creció en Nueva York en los 70–, mientras señala una foto en la pantalla gigante detrás de él. «Con el tiempo se hizo un poco más famosa.» La chica en cuestión es Madonna, una de tantas compañeras de aventuras en el under de su ciudad. Así de grande es la figura de Daze en Nueva York: no por nada fue uno de los consultores de The Get Down. Este artista callejero pasó de pintar en los vagones del subte a tomar las paredes del Bronx, y hoy le transmite su experiencia a las nuevas generaciones como docente. «Siempre me fue pésimo en el colegio, porque sentía que a los profesores no les importaba lo que me pasaba a mí», dijo. «Estoy tratando de que a mis alumnos les pase lo contrario.»

Freddy Mamani


Freddy Mamani, el arquitecto boliviano que mezcla el futuro con lo ancestral en sus construcciones.
Foto: RollingStone/ Santiago Vellini

Las construcciones de este arquitecto boliviano no pasan desapercibidas: tienen los colores chillones y los trazos geométricos irregulares de los telares clásicos de la región en la que se crió. En comparación con las típicas casitas de adobe del Alto, (en una de las cuales nació él), impactan todavía más. «Hay que tener cuidado con la modernidad», dijo Mamani, un defensor de la tradición del imperio andino. «Si queremos ver lo que tenemos por delante, no podemos olvidarnos del pasado.» Durante la conferencia, mostró ejemplos de sus edificios a la vez futuristas y ancestrales (parecen salones de videojuegos gigantes construidos por una chola-robot), y repasó su historia personal, que lo llevó de albañil a ingeniero en la búsqueda de un sueño: transmitir la cosmovisión del interior de Bolivia a través de la arquitectura.

Penny Rimbaud


Penny Rimbaud, uno de los impulsores de la filosofía ‘So It Yourself’. «Lo más difícil de decir ‘Hazlo tú mismo’ es justamente descubrir quién es ese ‘tú mismo'», dijo.
Foto: RollingStone/ Santiago Vellini

A fines de los 70, Penny Rimbaud ayudó a delinear los principios de la filosofía Do It Yourself al frente de Crass, la banda de anarco-punk que fundó en Essex, Inglaterra, y automáticamente se convirtió en leyenda. Hoy es un promotor del ambientalismo, la autogestión y la independencia de pensamiento, que vive en comunidad en una casa sin cerraduras: cualquiera está invitado a pasar y contar su historia. «Lo que nos mantiene separados es la creencia de que estamos separados: esa es una trampa del ego», dijo. En esa misma sintonía de cuestionar el ego, Rimbaud cerró el Trimarchi con una definición que sonó a sentencia: «Lo más difícil de decir ‘Hazlo tú mismo’ es justamente descubrir quién es ese ‘tú mismo'».


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