Cyndi Lauper: “Me voy a teñir el pelo cuando se me dé la gana”

0
596

Antes de ser una artista solista -antes del delineador azul, Captain Lou y todos esos «whoa-whoa-whoas» en «We Are the World»-, Cyndi Lauper lideraba Blue Angel, un grupo con tintes de rockabilly. Lauper al principio no hizo la conexión entre esa experiencia y los clásicos de country que versiona en su sólido disco nuevo, Detour, que continúa con su viaje hacia la música tradicional que empezó con Memphis Blues, de 2010. (Entre medio, compuso música para Kinky Boots, el éxito de Broadway). Pero después de lidiar con una sesión en Nashville que fue «completamente apestosa», probó con el tema de Wanda Jackson de 1961, «Funnel of Love», y experimentó un déjà vu. «Pensé: ‘Oh, esperen un minuto'», recuerda Lauper. «‘¡Esta la conozco! ¡Esto es lo que hacíamos!’. Y me metí de lleno.»

Estás probando un montón de novedades musicales últimamente. ¿De qué se trata para vos?

Siempre sentí que me perdía de algo, porque estaba tan ocupada siendo famosa que no podía ir y experimentar con todas esas cosas que los demás hacían. Por Dios, ni siquiera me mudé a Nueva Orleans a componer un disco, como hizo Rickie Lee Jones.

Tenés una versión intensa de «The End of the World», de Skeeter Davis en el disco nuevo. ¿En qué te estabas basando, emocionalmente?

Me acordé de lo que era ser yo en 1988 o 1989, cuando sentí que mi mundo se caía abajo. Empezaron a despedir gente en mi sello, Epic, y estaba emocionalmente involucrada con ellos. Y el tipo nuevo me decía: «¿Qué mierda pasa con vos? ¿Por qué te vestís así? ¿No podés vestirte como Katrina & the Waves?». Y me había separado del novio con el que había estado comprometida, por toda esa mierda de que toda mi vida fuera pública. Esa mierda.

¿Preferirías ser una estrella en ascenso ahora o en los 80?

Ahora es más difícil. Nunca me habría ido bien en The Voice o American Idol, porque yo no hubiera dejado que nadie me dijera qué mierda hacer. Yo necesitaba ir a lugares tangibles, como clubes, y tocar y ver: «Oh, esto funciona, esto no».

Todo ese trabajo me llevó a She’s So Unusual, donde arreglábamos las canciones para que el sonido fuera en parte reggae, en parte pop clásico, con una voz grande, más el sonido de batería electrónica que era tan excitante. Ahora, hay un montón de cosas más para mezclar, y también es emocionante. ¿Pero ese es el camino al éxito?

¿Alguna vez te preocupó que tu estilo y tu personaje estuvieran opacando tu música?

Los tipos de traje me decían: «Tu imagen es demasiado grande, no te puedo escuchar cantar». Pero esa es gente de las corporaciones que no entiende el arte de la performance. Había una época, a principios de los 90, en la que no paraban de decirme: «Tus colores verdaderos deben brillar desde adentro», y yo me volvía cada vez más chata. Me miraba al espejo y decía: «¿Quién mierda sos?». Creo que estaba titubeando. Cuando conocí a Lady Gaga [en 2009], creo que me desperté. «¡Me voy a teñir el pelo cuando se me dé la gana!»

Tu acento de Queens es uno de tus rasgos característicos, pero también recibiste críticas por ello. ¿Alguna vez intentaste abandonarlo?

La gente decía que yo hablaba raro incluso en Celebrity Apprentice, y después se ponían a hablar como yo. Supongo que eso era lo que les molestaba: ¡Tenían miedo de que yo fuera contagiosa! Lo trabajé en la universidad, y me enseñaron que hay que relajar la cara, ir más lento, y el acento va a ser cada vez menor. ¡Pero yo estoy apurada!

Como una veterana de Apprentice, ¿qué pensás acerca de una potencial presidencia de Trump?

Era obvio que ibas a preguntarme una puta pregunta sobre política. En esa época dije que me parecía agradable, porque tenía hijos agradables, y que ojalá yo fuera tan inteligente como para hacer que la gente trabajara tanto y aparecer y decir: «OK, ¡estás despedido!». Pero no podés salir por TV siendo candidato presidencial y hablar del tamaño de tu mano. Es tan infantil y tan estúpido. ¿Pensás que yo quiero a esa persona tomando las decisiones más importantes? No creo.

En tu libro de memorias hablás sobre el machismo que sufriste en la industria y en el mundo. ¿Pensás que mejoró algo?

Oh, ¡vamos! ¡No digamos pavadas! Mirá la política. Ahora se la agarran con Hillary Clinton con tantos estereotipos, como: «Oh, ¡no sonríe tanto! Oh, ¡no me gusta la ropa que se pone! Oh, hizo esto». Y todos los otros hijos de puta hacían exactamento lo mismo. Estoy cansada de este club de varones.

Por Brian Hiatt


Cyndi Lauper: “Me voy a teñir el pelo cuando se me dé la gana”
Noticias del Espectáculo , la Música y la Farndula

Comentários no Facebook